Basta de decir que la literatura romántica crea falsas expectativas o no es feminista


Estos últimos meses he tenido la suerte de visitar Málaga, Granada y Santander y de conocer en esas ciudades tan preciosas a un montón de lectoras y lectores, blogueros y escritores de literatura romántica. De hecho, dentro de un rato me subo al AVE rumbo a Madrid para acudir a la Feria del Libro y allí espero seguir haciéndolo. ¿Por qué no estoy haciendo la maleta? ¿Por qué he decidido escribir un post a estas horas? La respuesta más evidente es que estoy nerviosa, siempre lo estoy antes de viajar a eventos literarios (y antes de viajar a cualquier a cualquier parte sea por el motivo que sea). La respuesta no tan evidente es que llevo semanas dándole vueltas a esta idea y hoy por fin he encontrado la manera de darle forma, más o menos, tampoco creáis que mis pensamientos son del todo coherentes. A ver si lo consigo.

El primer encuentro al que asistí fue el de Málaga y allí escuché una ponencia y participé en una mesa junto a otras dos escritoras donde después intentamos responder a las preguntas del público que siempre sabe más que nosotras, que yo al menos. Al día siguiente fui a Granada donde una librera espectacular me demostró que la gente compra libros cuando se los recomiendan con pasión y con corazón y tuve el privilegio de estar horas hablando con lectoras y firmando libros. Por último, hace una semana estuve en Santander en otro evento y también pude escuchar varias mesas de debate y formar parte de la última. En todos estos encuentros salió en un momento u otro este tema: las «falsas» expectativas que crea la literatura romántica.

A ver, soy consciente de que no todas las novelas románticas cumplen ni cumplirán jamás lo que voy a decir dentro de unos párrafos, pero estoy cansada de que todas las novelas de este género vayan siempre a parar al mismo saco como si no existiesen distinciones o como si para este género no hubiese pasado el tiempo y no hubiese evolucionado como cualquier otro.

En un pasado no tan lejano, en los años setenta y principios de los ochenta, había novelas en las que el protagonista violaba a la protagonista y al final «se enamoraban». No podemos negarlo y lo cierto es que sería absurdo intentarlo. Hay estudios, miles de artículos, que explican dicho fenómeno como fruto de la época, igual que pasaba en las series de televisión. Es obvio que la dinámica que existía entre Sue Ellen y J.R en Dallas no es la misma que la encontramos hoy entre Alicia y Peter Florrick en The Good Wife. Tal vez algún día podría escribir sobre esto, pero no en este post.

También es cierto que hoy siguen existiendo novelas que desconocen por completo el significado de la palabra feminismo y que este está ausente de sus páginas. Novelas en las que ella, la chica, aguanta todo lo que le hace el chico y al final gracias a eso él accede a sus emociones y le proporciona un final feliz. En esta clase de novelas, él es tan fuerte, tan alpha, que la chica, aunque en una parte de su interior sabe que lo que él le pide – ordena no tiene sentido, sucumbe y cae rendida cuando él la toca o besa porque «no puede evitarlo». Entiendo porque funcionan estas historias, he leído algunas y a mí no me llegan -o me causan un efecto que sin duda no es el buscado-, y sé que responden a un imaginario legítimo, que escenifican una fantasía muy extendida y que es la misma que se repite en las novelas de misterio en las que David consigue derribar y  destruir a Goliat.

Pero en este post no quiero hablar de estas historias (ni criticarlas, existen, es genial, si os gustan id a por ellas), quiero hablar de esas novelas en las que la protagonista es una chica con la cabeza bien amueblada sobre los hombros, viva en otro siglo, en el futuro o en el presente, y es capaz de razonar, de saber qué quiere y de luchar para conseguirlo sin renunciar a su autoestima, su inteligencia o sus valores. En la gran mayoría de buenas historias, esas con las que nos identificamos de verdad y que van mucho más allá del sexo, el protagonista es un hombre también complejo, con sus defectos igual que la protagonista femenina, y que también es capaz de razonar, de comportarse como un ser humano decente y de identificar sus sentimientos y luchar por ellos. En mi opinión, es mucho más satisfactorio como escritora y como lectora escribir o leer cómo esa clase de personas se conocen y enamoran y no sencillamente se desean y meten en la cama. Las escenas en las que ellos hablan, se conocen, discuten, se ríen el uno del otro, piensan el uno en el otro y al final se enamoran son las que emocionan verdaderamente y quedan en nuestra memoria.

Cuando alguien dice que la novela romántica crea falsas expectativas, yo le digo que se fije en las novelas de misterio o de ciencia ficción. Seamos realistas, ¿qué es más difícil que ocurra, que nos enamoremos o que capturemos a un asesino en serie? ¿que conozcamos a nuestra pareja en una boda y vivamos unos meses emocionantes mientras nos enamoramos o que conozcamos a Thor al entrar en el Empire State? En cualquier obra literaria hay un elemento de ficción, obviamente, tenemos que «exagerar» para convertir esas páginas en algo mágico, pero a mí me gusta creer que es mucho más probable encontrar el amor que no que me secuestren al bajar del tren.

En cuanto al feminismo y al papel que puede, debe y necesita jugar la literatura al respecto yo digo que hay muchísimas novelas románticas feministas, muchas más de las que no lo son. En estas novelas la protagonista evoluciona, resuelve sus problemas y los de los demás y al final consigue TAMBIÉN encontrar el amor. Pero es un «también», no es el único objetivo de su vida y no se ha sacrificado a sí misma para lograrlo. En estas novelas el protagonista masculino aporta, nunca resta, y si bien es innegable que habrá un conflicto entre la pareja porque de eso se trata, él será un hombre digno de ella, que sabrá reconocer que la necesita y la tratará como igual o incluso quedará en un segundo plano porque ella resolverá la situación por sí misma.

Los libros, igual que las películas y otras representaciones artísticas, reflejan el momento en el que vivimos y cuando decimos que las novelas románticas crean falsas expectativas es como si estuviésemos diciendo que las mujeres no sabemos lo que queremos o que hemos renunciado a encontrar una pareja que nos trate como merecemos (dentro y fuera de la cama).

Tenemos que seguir defendiendo la buena reputación de estas novelas, de las buenas historias, igual que tenemos que seguir peleando por la igualdad entre hombres y mujeres en todos los aspectos de nuestro día a día.

Ojalá nos veamos en Madrid este domingo, pero si no y os apetece hablar de esto conmigo, o de lo que sea, dejad un comentario ♥

 


13 respuestas a “Basta de decir que la literatura romántica crea falsas expectativas o no es feminista”

  1. Muy bien reflexionado Anna! Hay historias de todo tipo,porque se escriben y publican muchas. Yo leo muchas veces sobre protagonistas femeninas que son fuertes,valientes y que no están esperando a que un hombre les solucione la vida,afortunadamente creo que cada vez más.Que por algo estamos en el siglo XXI.Es más yo creo que puede ser un medio muy potente para reivindicar el papel de la mujer en nuestra sociedad.Además, las pioneras como Jane Austen,mujeres muy avanzadas a su época,ya a través de sus libros defendían el matrimonio por amor.
    Por último agradecerte tu contribución al género con esos personajes maravillosos hombres (estos si que creo que cuestan mucho de encontrar,jejeje)
    y esas mujeres que nos hacen sentir orgullosas.
    Un Petó i Bon Viatge !!

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  2. Ya te digo yo que siempre me ha gustado más buscar el amor que ponerme a luchar contra seres extraterrestres.
    La románrica es un gran género literario y a mí me encanta leer de todo.
    Besos y a disfrutar de la Feria, lástima que mañana no pueda estar allí.

    Disfruta mucho.

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  3. Totalmente de acuerdo. Se puede decir más alto, pero no más claro. Me ha recordado a un vídeo que compartí hace unos días compartía, en el que una niña argentina reivindicaba el papel de la mujer fuerte y decidida, que se saca las castañas del fuego, en los cuentos de hadas. Decía que las princesas eran todas unas «boludas», refiriéndose al papel de la «princesa tradicional» que espera a que llegue el príncipe y la salve. Tiene muchas similitudes con cómo queremos que sean las protagonistas de las historias que leemos y escribimos. Mujeres con las que podamos sentirnos identificadas, fuertes y valientes, que no se rompen a la primera de cambio y siguen luchando. Con tu permiso, comparto el artículo en redes 😀
    ¡Que vaya muy bien por Madrid! 🙂

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  4. Gran artículo!!! Me encanta la novela romántica y, con la boca pequeñita porque sé que hago mal, admito que solo leo este género. Pese a ello, no me considero una persona nada romántica. Es contradictorio, sí… pero creo que en la vida todo cabe!!!
    La romántica ha evolucionado, está en un momento complejo porque, mientras unas autoras defiende ideas como las tuyas (gracias por ello) parece que otras crean historias con las que no estoy nada de acuerdo. Pero lo importante es que tiene que haber publicaciones para todos los gustos, pero todas, por favor, con calidad.
    a por las princesas que gobiernan en sus propias tierras!!!
    Un besote de los grandes y muchísima suerte en Madrid ♥♥

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  5. Me ha encantado tu comentario, porque a mí me enfada también. Soy analista financiera y los novios que he tenido han cobrado menos que yo, he vivido sola y viajado sin hombres. Creo que soy capaz de vivir por mi cuenta, lo cual no quiere decir que no me apasione leer cómo surge el amor en la literatura. Lo que quiero decir con esto es que leo romántica y a la vez soy independiente. Claro que hay novelas románticas machistas, pero vamos a ver, ¿no hay machismo en la novela negra? Porque por lo que he visto el protagonista siempre acaba enamorándose de mujer fatal o como lo quieran llamar. Pero siempre hay por ahí una mujer espectacular que lo único que hace es ser víctima del malo malote. En fin, no creo que cree falsas expectativas, la literuta está para disfrutarla, y me parece terrible juzgar algo sin llegar a conocerlo. Y me hace gracia, en el sentido irónico de la palabra, porque James Bond le gusta a todo el mundo y nadie ve el machismo! Como dices, falsas expectativas las crean los Xmen por ejemplo, porque sus seguidores quieren tener sus poderes para ser especiales ante el mundo. Pues yo leo romántica porque espero encontrar a alguien con quien compartir vida y que sea mi mejor amigo, alguien con quien crear una afinida fuerte y que se convierta en mi hilo rojo. Pero no por ello voy a dejar de trabajar ni de hacer mi vida. El amor es algo que todo el mundo vive, o ha vivido, lo que pasa es que mostrar demasido esos sentimientos está mal visto. El amor en los tiempos del cólera es una obra romántica, se basa únicamente en la historia de amor entre los protagonistas ¿por qué esa sí está bien vista? Y mira que yo adoro a Gabriel García Márquez, pero hay otras novelas románticas igual de buenas. Quizás no están escritas con ese vocabulario tan denso, pero hoy en día, después de 8 horas de trabajo, ¿queremos leer algo tan espeso?? Resumiendo, a mí también me indigna que digan que la novela romántica es machista, porque algunas lo son y otras no. Como en cualquier otro género! Un abrazo, muy buen post!! Suerte en Madrid :))

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  6. Me ha encantado!!! Y es cierto que hoy en día vende mucho la novela en la que el hombre es dominante y la mujer acatas «sus ordenes»… no me gusta como van enfocadas… pero también es cierto que al final de las mismas se demuestra que en definitava la fuerte es la mujer, que consigue lo que quiere «dandole la razón al tonto» como se suele decir. Pero eso lo vemos las mujeres fuertes, las mujeres que ya sufren de machismo en su vida, quizá no lleguen a ver en el final lo que describo antes; por eso me da rabia que no haya más protagonistas como las tuyas, con la cabeza amueblada y las cosas claras. Teneis en vuestra palabra el poder llegar a mucha gente y a mi me encantaría que mucha gente, a traves de los libros, se convenciera de que la romántica triunfa porque nos gusta el amor, no porque creamos en cuentos de hadas.

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  7. Hola, Anna
    He vuelto a leer el post y algunos de los comentarios. Quizá yo tenga una visión muy radical pero creo que debemos de dejar de ser permisivos. Es decir, leo a muchas autoras diciendo que si ciertas historias venden, pues es que tienen su público y que éste es soberano. Creo que ahí está el problema. Hay un público que no discrimina, que lee lo que le echen y además que lo hace de manera fiel. Si el 80% de sus lecturas tienen como protagonistas a dos personajes machistas (él y ella por consentirlo todo) entonces está «educándose» en eso. Solo hay que ver la cantidad de comentarios en contra de las protagonistas femeninas en cuanto no acceden a los deseos del chico de turno: que si es tonta, que si el chico no se merece a esa protagonista, que si entran ganas de matarla… así, tal cual (paseémonos un rato por goodreads para comprobarlo). Por tanto, esto es un tema educacional y creo que hay que intentar vetar ciertas lecturas, denunciarlas, decir que no. No perdonar a ese lector ni a ese autor. No decir que hay de todo, que si vende es por algo… Si el 90% de la romántica presentara una visión más realista y más feminista, la gente vería esa situación como normal y no como excepcional, que es lo que ocurre hoy en día. Una cosa es la histórica, donde tienes que adaptar los personajes a una época pero ¿en contemporánea? En contemporánea se debería de reflejar una imagen diferente y es tarea de todos.
    Ojalá todos tuvieran las ideas tan claras y lo expresaran como tú lo haces, ojalá se presentaran menos príncipes salvadores. Me ha encantado lo que has dicho: en una historia romántica lo ideal es que ellos se merezcan el uno al otro. Y eso ocurre cuando es una relación saludable, no asfixiante o controladora…
    Gracias por este post pero también por esa labor entre bambalinas que haces en favor de la romántica: cuando te sientas a una mesa y defiendes el género con un discurso claro, lógico y contundente; cuando publicas novelas con protagonistas fuertes e independientes; cuando lo haces en forma de post o comentario en FB.
    Gracias.

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    • Hola, Lidia, muchísimas gracias por leer el post y por tu comentario. Tienes toda la razón, hoy en día hay gran cantidad de novelas (no solo dentro de la literatura romántica) que presentan relaciones basadas en la desigualdad y que perpetúan un modelo obsoleto, o que debería estarlo. Y también es cierto que no todo vale, que la literatura, igual que cualquier otro arte, tiene que asumir su responsabilidad social y que publicar ciertos libros solo «porque venden» es cuestionable y reprobable. Creo que nos queda mucho camino por recorrer, que tenemos que cuidar y defender cada paso que damos y que no podemos hacerlo solos, es decir, lectores, escritores, editoriales, libreros, prensa, blogueros, tenemos que ir en la misma dirección y, de momento, no siempre es así. Por ejemplo, en el encuentro de Málaga, en la mesa donde participé, nos preguntaron cuál creíamos que era el estado de la literatura romántica en España. La respuesta de mis compañeras, todas muy bien estructuras, fue «muy bien», «genial», «está pasando por un momento inmejorable». La mía no fue tan optimista y me sentí mal por ello, pero no sé mentir. Sí, en ciertos aspectos hemos avanzado mucho en estos últimos diez años; en las librerías ocupamos estanterías, salimos en bastantes blogs, las librerías de venta on-line nos tratan con respeto, y las lectoras, en su gran mayoría, ya no dicen «yo no leo españolas». Hemos avanzado mucho, pero nos queda tanto, tantísimo, por hacer, y el contenido, la imagen que damos de la mujer, de la relación de pareja, es vital para ello. Gracias de nuevo por pasar por aquí y por tu comentario. Es una gran motivación tener lectoras como tú.

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  8. Hola!
    Ay, tenía que haberme leído este post antes de verte el domingo y decirte en persona, una vez más, ole!! Es que ya cansa que a la literatura romántica que tanta gente denosta e infravalora se le pidan unos estándares inalcanzables que no se le pide a la «literatura de verdad»
    hombre, ya, lee y deja leer, no??
    Cada vez me gustan más las protas normales que no son drama queen, como dices, con la cabeza más amueblada, o aunque sea un poco locuela, que no se deje pisotear ni por su pareja ni por nadie…
    en fin, aquí siguiremos, reivindicando, no?
    un beso!!
    S

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    • Hola, Sara!
      No te preocupes, con todo lo que tienes entre manos es normal. Muchas gracias por pasar por aquí y por dejarme un comentario. Me ha hecho mucha ilusión, y gracias por pasar también por la Feria (aunque nos queda pendiente vernos con más calma). Yo cada vez que alguien me pregunta «por qué no escribo literatura de verdad» o por qué no la leo, me entran ganas de soltarle un discurso, hacerle una clase magistral sobre la literatura romántica actual. Pero me muerdo la lengua por dos motivos; el primero, no sé si merece la pena perder el tiempo con gente con prejuicios y, el segundo, sé que en algún momento de la conversación tendré que vérmelas con «50 sombras» y/o similares y entonces no acabaremos nunca y estaremos horas hablando. Horas que no servirán para que esa persona cambie de opinión, probablemente. La buena noticia, o yo he decidido interpretarlo así, es que con lectoras como tú en nuestro bando acabaremos demostrando la realidad; que las buenas historias con corazón son eso, buenas historias y grandes novelas.
      Besos.
      Anna

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  9. Muy buena reflexión!! Estoy totalmente de acuerdo contigo porque, como bien dices, en las novelas en general suele existir un componente de ficción que ayuda a que la trama sea más atrayente, bien en una fantasía urbana, en una persecución policíaca o en una historia puramente romántica. Me molesta mucho que la gente haga ese tipo de comentarios, en los que quieren desbancar buenas historias porque son un género que no entienden, que no les gusta o con el que no se sienten a fin. ¿Dónde queda el respeto y la tolerancia?¿Por qué se sigue castigando tanto a la novela romántica? Es una lástima que todavía existan personas que menosprecien este género por ideas preconcebidas y que, evidentemente, no se han parado a descubrir la gran evolución que está experimentando. Es que la afirmación «crea falsas expectativas» podríamos decir que se puede aplicar no solo a las novelas, también a las series, a las películas, y creo que es una forma un tanto burda de definirlas, porque les roba su esencia.
    ¡Pero seguiremos reivindicando el lugar que merece! Gracias por esa estupenda opinión!! Un beso

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