¿Qué opinarías del primer beso si nunca hubieras leído Blancanieves o si nunca hubieras visto La Chica de Rosa? ¿Habrías estado tan torpe y nerviosa si te hubieran dicho que “sólo” era un beso más? ¿Sería mejor llegar a él sin ninguna expectativa o no cambiarías esos sueños por nada del mundo? Tal vez ahora Molly Ringwall sea Kristen Stewart y la novela de moda tenga un príncipe azul más que dudoso, pero el primer beso de amor verdadero sigue siendo una criatura mitológica, casi como un unicornio.
Siempre que pienso en viajar en el tiempo (sí, soy de esa clase de persona que se plantea esa posibilidad) nunca me imagino volviendo a la adolescencia. Pero en el caso de que el condensador de fluzo se estropease y me mandase allí de golpe espero que los conocimientos que tengo ahora acumulados -desordenadamente pero acumulados- en el cerebro siguiesen intactos… Porque ni loca quiero volver a pasar por mi primer beso.
En realidad mi primer beso no estuvo tan mal, supongo, y si B está leyendo esto espero que no se lo tome mal, pero lo único que tuvo de memorable es el lugar que ocupa en la lista. Recuerdo que sonaba Everything I do de Bryan Adamas (ahora mi edad ha quedado más que clara) y que pensé que mi nariz era mucho más grande de lo que había creído hasta entonces. Después, cuando terminó el beso, mi voz interna, esa que no entiende de modales ni de horarios, empezó a preguntarse: ¿ya está?, ¿dónde están las mariposas?, ¿por qué no se han tambaleado los cimientos de mi mundo?, ¿por qué no me imagino con B viendo mil amaneceres cogidos de la mano?
Estas preguntas, y muchas más que no os cuento porque no quiero asustaros, no habrían aparecido en mi cabecita si no me hubiese pasado los años anteriores a ese beso leyendo novelas románticas y mirando embobada todas las películas de John Hughes que se cruzaban por mi camino.
Así que esta es mi lista, para ti, para mí, para nuestras hijas, sobre los cinco mitos sobre el primer beso que no se cumplen en la vida real (pero que no está mal que existan en el cine o en la literatura):
1-El beso en el baile de fin de curso: tú eres la impopular de la clase, seguramente la más lista y menos glamurosa, la más callada, y te has pasado el curso enamorada en silencio del chico malo del instituto. Pues bien, semanas antes del baile de fin curso (nunca he asistido a ninguno de estos bailes) él y tú vais a tener que hacer un trabajo juntos y él verá lo maravillosa que eres en realidad y tú que él es mucho más que un rebelde sin causa. Y en baile, con música pegajosa de fondo y luces de color rosa, te besará sujetándote el rostro con las manos.
2-El beso en el campamento de verano: tus padres te han castigado a pasar el verano en un campamento horrible de aire militar en medio del bosque más bucólico e incomunicado del mundo, pero allí está él, el monitor más joven, el socorrista (o algo por el estilo). Tú crees que él no sabe que existes pero una noche, junto a una hoguera, se acerca a ti y empezáis a hablar. Él te dirá su verdadero nombre, no el apodo por el que le llaman todos, y te besará acariciándote el pelo.
3-El beso bajo la lluvia: en este caso él suele ser el mejor amigo de tu hermano mayor, o tal vez el hijo de tus vecinos con el que jugabas de pequeña. Sea cuál sea el caso, él es mayor que tú y tú, como una idiota, le confesaste hace meses que estabas enamorada de él. Él te ignoró, por supuesto, pero una noche sales con otro, con un impresentable que te deja plantada a varias esquinas de tu casa porque no has querido besarlo, y vuelves andando bajo la lluvia. Él te ve, sale a tu encuentro, te grita, le gritas… Y os besáis bajo la lluvia.
4-El beso en el teatro del instituto: en este beso mitológico tú eres la encargada del vestuario o de los decorados de la obra y él el actor principal junto con la chica más espectacular del mundo mundial (tu instituto), pero un día esa chica no se presenta al ensayo y tú tienes que leer la escena con él. Siempre es de Romeo y Julieta. Y cuando llega el momento del beso, él te besa de verdad y al terminar se queda embobado mirándote a los ojos.
5-El beso en el aeropuerto: en este último caso lo más habitual es que él sea tu mejor amigo y que nunca te hayas dado cuenta de que está enamorado de ti. Tú, que todavía tienes las hormonas alteradas, te has fijado en el cachas del instituto que tiene la profundidad de corcho, pero tu amigo, él, te ha consolado incansablemente. Hasta que un día él tiene que mudarse, cambiar de ciudad, país, universo, y cuando le despides en el aeropuerto te besa y te confiesa que siempre has sido tú.
Estos son cinco de los mitos que existen alrededor del primer beso, seguro que hay más, probablemente tantos como besos, y todos igual de fantásticos e irreales. Sin embargo, un día llega un beso, tal vez será el número cinco, o el cincuenta, o el treintaisiete, o el ciento sesenta, pero será maravilloso y dejará a todos los anteriores en ridículo (y sí, ahora he dejado claro que soy una romántica y que sigo engancha a las buenas historias de amor).
¿Se te ocurre algún mito más sobre el primer beso? ¿Qué primer beso de película, o de libro, te gustaría que te hubiesen dado?
Por cierto, este artículo también tuve la suerte de que lo publicasen en Glup Glup, una revista que te recomiendo muchísimo.
4 respuestas a “Las novelas y las películas románticas me estropearon el primer beso, o eso creo.”
Magnífica reflexion, Anna. Yo también la extrapolo a «nuestra primera vez», tan distante de lo que nos explican muchas novelas románticas….
Besos y gracias por esta entrada !
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Definitivamente, tienes razón, y yo iría mas lejos, culpo a la literatura de arruinarme para siempre con los hombres, mis expectativas son tan altas que creo que es difícil que uno de carne y hueso las pueda alcanzar. un abrazo.
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Pues mi primer beso sí que me dejó extasiada, me dio un vuelco al estómago, me temblaron las rodillas y me descubrió todo un mundo de sensualidad. Al menos dos de mis novietes adolescentes besaban estupendamente.
También es verdad que tuve una especie de rollete frustrado de campamento que no fructificó, precisamente, porque no me gustó cómo besaba.
Sí que pienso, como Vanedis, que esto es aplicable a la «primera vez». Las novelas románticas -sobre todo las de hace años-, narraban experiencias sexuales poco realistas. Por ejemplo, abundan los orgasmos simultáneos (rara avis en la realidad). O les sale todo genial a la primera (cuando en realidad el sexo, como todo, requiere práctica). Han mantenido vírgenes hasta a las heroínas más improbables. Han recurrido a argumentos de lo más retorcidos para conseguir viudas vírgenes! prostitutas vírgenes! Chicas supersexy vírgenes a los 30! Y rara vez se menciona la masturbación, por ejemplo.
Pero estas cosas se compensan de sobra por un rasgo maravilloso de las novelas románticas. Esta idea se la oi a Sarah Wendell, creo, de las Smart Bitches: es el único género en el que se explora la sexualidad femenina sin sentimientos de vergüenza, temor o inseguridad. En el ámbito sano y seguro de una relación interpersonal significativa, incluyendo en el sexo sentimientos y emociones..
Es decir, que aun con sus limitaciones, han sido durante años el único campo de la letra impresa en que se reconocía por así decirlo, el derecho natural de la mujer al orgasmo y a una sexualidad sana.
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A mi mi primer beso no me dejó extasiada, sino asqueada.
Yo pasaba los veranos en un sucedáneo de campamento, lo que viene a ser el pueblo. Allí, como es evidente hay pocos niños y precisamente el único en varios quilómetros a la redonda era un vecino que, además de ser un niño extraordinariamente guapo (rubio, ojos azules, pelo rizo, atlético…) era un poco … brutote
La cuestión es que el verano de mis 14 años (mi primer verano sin padres y fuera del hospital en muchísimo tiempo) él tenía 15, nos pasamos el verano paseando en bicicleta, yendo a fiestas de parroquias vecinas en bicicleta (ahhh aquella época en la que podías ir a la parroquia vecina sin móvil, sin coche y volver a la hora que te apeteciese con los amigos… sin miedo a secuestradores o violadores…) En fin, que me lio.
Verano idílico,películas en el vhs (todas en italiano, pero eso no viene a cuento ahora) todo suena más romántico en italiano, incluso Roky…
él solía robarle el tabaco a su padre (que fumaba negro) y el primer beso que me dió se le había ocurrido mascarlo (como en las pelis de vaqueros) y le sabía la boca fatal, tanto asco me dio que le empujé para sacarlo de encima (y eso que era de libro, atardecer, en un prado con un rio….)
El resto de besos fueron psee, no gran cosa.
Eso sí, la primera vez que me besó mi marido… supe que era él.
Nos conocimos a través de internet, después de haber pasado por una relación muy larga, había decidido cortar con mi anterior pareja, con él se fueron todos los amigos que teníamos (ya que éramos del mismo grupo) y quedé decepcionada con los hombres en general (ninguno era como mis libros) (Nota para Anna, deberías hablar de las expectativas que nos crean los libros con nuestro hombre ideal)
Una amiga de clase, un día tomando un café, se decidió a abrirme un perfil en una conocida web de citas (que no mencionaré), Como me parecía una soberana tontería, ella cubrió todo, salvo ¿qué buscas en una relación? a lo que solamente contesté «Quid pro quo»
En dos años nadie contactó conmigo ni se interesó por mi perfil, hasta que mi actual marido lo hizo, mantuvimos una pequeña relación de mails acerca de las relaciones, lo que queríamos y la sociedad en general y temas profundos… sin hablar de una posible relación entre nosotros.
y un día decidió venir a visitarme, vino en tren, lo recibí como un amigo más, charlamos, fuimos a comer pizza, charlamos más y luego lo llevé a la estación para irse.
llegó tarde al tren y con las puertas a punto de cerrarse, me cogió la cara y me plantó un maravilloso beso, inesperado, que me despertó mariposas en el estómago y me sacó todos los colores. La puerta del tren se cerró pillándole un pié a mi marido, que finalmente se subió.
Me quedé allí plantada como una imbécil durante unos minutos.
Allí decidí que ese hombre tenía que ser mío. y el resto… ya os lo contaré, que es muy romántico.(sí, sí, todavía pasan cosas románticas hoy en día)
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